Malagueña de nacimiento y belga de adopción, mi afición por la cocina se remonta a mis 11 años, cuando un día me propuse hacer pan casero y terminé por cocinarle a mi padre tomates rellenos al horno con huevo (lástima que no haya conservado esa receta…).
En la cocina he encontrado el equilibrio perfecto entre la relajación y el amor, porque este último es el ingrediente principal en todo lo que cocino, sobre todo cuando lo hago para mis seres queridos. Lo que comenzó siendo un juego se ha convertido con el paso del tiempo en un estilo de vida, sobre todo desde el momento en que tuve que cambiar mis hábitos alimenticios por motivos de salud.
La cocina la concibo como un viaje en el tiempo y espacio a través de los sabores y olores y, no hay nada mejor que viajar si se hace con el paladar.
Os recomiendo seguirme en este bonito viaje ya que no os dejará indiferentes…